No puedo detenerme a dudar
Camino por las calles de madrugada con mi mochila a la espalda. Un hombre espera impaciente la llegada de un taxi, vestido con traje y corbata. Varias personas aguardan en la parada del camión mientras que otras más van llegando y se disponen a caminar por las calles en penumbra. La ciudad despierta, el aire se llena del aroma de los puestos de desayunos y de la suave, húmeda brisa previa al amanecer. Los estudiantes me miran con ojos turbios, demasiado cansados como para otorgarme atención mientras paso de largo de todos ellos y me alejo de la normalidad. La música me espera en otra parte, no puedo detenerme a dudar. Texto e imagen de Viento Nocturno