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Mostrando entradas de enero, 2020

No puedo detenerme a dudar

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Camino por las calles de madrugada con mi mochila a la espalda. Un hombre espera impaciente la llegada de un taxi, vestido con traje y corbata. Varias personas aguardan en la parada del camión mientras que otras más van llegando y se disponen a caminar por las calles en penumbra. La ciudad despierta, el aire se llena del aroma de los puestos de desayunos y de la suave, húmeda brisa previa al amanecer. Los estudiantes me miran con ojos turbios, demasiado cansados como para otorgarme atención mientras paso de largo de todos ellos y me alejo de la normalidad. La música me espera en otra parte, no puedo detenerme a dudar. Texto e imagen de Viento Nocturno

Hueles a pasado

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No me gusta pensar en la hora del día en que tendré que decirle adiós a la noche, esa hora fatídica que con su luz anuncia la interrupción de todas las caricias. La sombra de la noche nos envuelve en su manto cuando tomas mi mano y la llevas hasta tu pecho, puedo sentir tu corazón quemándose bajo mis dedos nerviosos. No quiero un recuerdo, no, no quiero que esto se congele en el tiempo y se convierta simplemente en otro recuerdo más, quiero que se queme, quemarnos y así trascender la barrera del tiempo y el espacio. Hueles a pasado, tus ojos brillan con la misma luz que el día de ayer, cuando éramos inocentes y vivíamos sin imaginar que un día seríamos un recuerdo, ¡acércate! quiero probar tus labios para averiguar a qué sabe el paso del tiempo. La flor amarilla se marchita para dar paso al diente de león, sus pequeñas semillas vuelan, se alejan a gran velocidad; ¿pudiste pedir un d

Deseo imposible de un fruto prohibido

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Está prohibido tomar la fruta húmeda de tu boca, está prohibido comer los suspiros que escapan de entre tus labios carnosos, está prohibido. Ojalá pudiera entender el porvenir del mundo, el devenir del misterio, la razón del existir; ojalá pudiera predecir si dormiré en tu seno, si escucharé tu murmullo, si podré de tu copa beber. Floto de espaldas como Ofelia en un río lleno de lirios que, perezosos, extienden sus blancas flores alrededor de mi cabeza: ojalá pudiera entender el trayecto de las aves que se mueven por el cielo extasiadas, entonces las nubes tendrían sentido con la armonía concertada y todos podríamos bailar sin olvidar la tonada, ¡pero ah! Maldito alcohol, un día me matarás. Las cobijas blancas que envuelven tu cuerpo entre sombras apenas pueden cubrir los contornos de tu figura que ascienden, furiosos, como listos para el terremoto de una visita sorpresa a media noche; pero tus ojos n

El canario en la mina de carbón

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Hace tiempo que no canta el pájaro que compró mi madre una navidad, hace ya algunos años, cuando éramos felices. Nos reunimos alrededor de una mesa y sonreímos como unos hipócritas, fingiendo interés y sorpresa en nuestras copas cuando muchos habíamos estado bebiendo mucho más apenas hacía unas horas. Ya se notaban las señales de desintegración en aquel entonces, ya se olían como un miasma apenas opacado por el aroma artificial de un aromatizante. Una discusión entre mi abuelo y mi padre, los comentarios venenosos de mi tía hacia mi madre, los murmullos de mis primos, el silencio de mi hermana. Pero yo pensé que todo estaría bien, eso nos enseñan siempre ¿no? Las cosas se resuelven, los problemas pasan, todo está bien. Se olvidan decirnos, siquiera a modo de advertencia, de cuando las cosas no salen en lo absoluto como esperamos, cuando todo se rompe mucho más allá de cualquier arreglo y no queda más que naufragar y sobrevivir, agarrarse a lo que se pueda para evitar que a uno

Querido profesor, hoy robé dos rosas de tu jardín

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La ventana de la casa de mi profesor siempre estaba cerrada, pero aquella noche noté que estaba abierta, larga y negra como la boca de un cadáver congelado en un grito o de un monstruo a punto de comerte la cabeza. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras me acercaba para ver, con un mal presentimiento. ¿Acaso se le habría olvidado cerrarla? No, eso era imposible. Siempre cerraba puntualmente su ventana a las 8, justo antes de ponerse a ver su programa en la televisión. Si alguna vez se le olvidaba en todo caso la habría cerrado antes de irse a dormir, pero era ya la una de la mañana. En cuanto entré pude ver que algo estaba profundamente mal en aquella habitación, algo terrible había pasado. La mesita que normalmente estaba tan cuidadosamente colocada bajo la ventana estaba tirada en el suelo, el florero roto en medio de un charco de agua y flores arruinadas. Los sillones estaban movidos de lugar y la mesita de cristal estaba estrellada, como si algo hubiera golpeado con fu

Atracción secreta

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Un jugador no puede ignorar a otro jugador cuando le pide ayuda, son las reglas no escritas entre los gamers, el código de conducta de lo socialmente aceptable. Bueno, por supuesto que puede ignorarlo si es demasiado molesto o no se le puede dedicar tiempo en ese momento, pero si uno no quiere ser considerado una persona de mierda debe de prestar atención a sus compañeros de juego. La idea es sencilla, no tiene mayores complicaciones y puede completarse sin problemas. Es por eso que no entiendo por qué dices que no puedes ayudarme a conquistar a Mary, sabes que realmente me gusta mucho y que eres de mis mejores amigos. De verdad no puedo creer que me estés abandonado, después de todo lo que hice por ti. ¿Acaso no sirvieron de nada las incontables horas dedicadas a tu persona, acaso estuve hablando con un muro todo este tiempo, pasando el rato con un montón de ladrillos y cemento? Digo, sin duda a veces me sentía así, dada la extraña forma en que te quedabas callado y me mirabas

El silencio del poeta

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Tengo un problema, necesito atarme el botón a la cabeza y volver los ojos al sitio olvidado, aquel rincón en que una vez vi florecer los dedos de mis manos. Los pliegues de una camisa no pueden cerrar y se agitan en caos profundo sin la ayuda de un botón: como un cáncer las arrugas se extienden arruinando su presentación. Necesito encontrar el ave que voló desde una jaula vacía escapando a través de las ventanas de mi alma, su canto ya no se escucha en mi triste habitación cuyos grises muros crecen alrededor. Quizá si abro la ventana pueda entrar un rayo del sol, quizá con la luz pueda ver el lugar donde te olvidé: ah, cariño, no seas tan dura, solo estaremos aquí poco tiempo, el tallo se extiende a través del nudo de una cuerda - solo estaremos aquí poco tiempo -. Usaré mi sangre como tinta para escribir estos versos y no ser olvidado. Texto e imagen de Viento Nocturno

Lady Mar

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- ¿Cuál es su nombre?  - Soy. - Su nombre, por favor. - Ya se lo he dicho. Soy.  Una serie de arrugas pesaban sobre su frente como los recuerdos que debía de cargar sobre sus hombros, condenando a sus ojos a mantener siempre el ceño fruncido. El pelo blanco lo tenía largo, largo como una princesa y ciertamente mantenía a veces el porte de una reina, como si no dudase en lo absoluto que todos los años que había coleccionado en su vida le otorgaban el poder y el privilegio de gobernar sobre su vida, sobre su hogar y sobre todo lo que pudiese gobernar. Sus manos eran de dedos largos y finos pero fuertes, de porte autoritario con todos esos anillos que abundaban entre sus pliegues sin pecar de excesivos. La rosa marchita de sus labios casi nunca sonreía, y si lo hacía era para burlarse de quien quiera que se atreviese a cuestionarla o contradecirla.  Lady Mar, que era como se le había empezado a conocer popularmente en los medios de comunicación, tenía una enorme propie

Justifique, entonces, la razón de su existencia

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En algún instante perdido entre los meses de lluvia y los días que iba quitando del calendario, para acabar usándolos de alfombra, tuve que ir a Palacio de Justicia a declarar como testigo en un asunto familiar. No recuerdo cómo, pero olvidé la cartera con todos los documentos de identidad dentro y cuando volví por ella resultó que dejé en el camión que marchaba a quién sabe qué rumbos misteriosos mi maletín con los papeles que debía presentar, así como un par de pinturas cuyo encargo me había sido hecho casi un año atrás. Cuando por fin entré al edificio no me atreví a levantar la mirada mientras pasaba entre las altas columnas blancas. Sentía todo el peso del polvo acumulado piedra a piedra a mi alrededor como un juicio condenatorio, una mirada desdeñosa cuya sonrisa parecía querer decir que no era digno de encontrarme arropado en su seno. Mas al prestar mayor atención a las pinturas que colgaban en la recepción pude ver que los rostros de los romanos que me parecieran tan

El barco se ha hundido en la mañana

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A veces me gustaría que mis lágrimas no se hundieran cual piedras en el río, las aguas reflejan sin cesar todos mis rostros y yo observo con tristeza morir el cielo entre mis ojos. Ah, qué agradable sorpresa encontrar un árbol creciendo en tu cabeza, las raíces hundidas en los pliegues de tu cerebro y las ramas alzándose triplicando tu tamaño hasta que te es imposible cruzar las puertas; recuerdo un día en el parque de mi abuelo que caí por un risco al correr entre el centeno y quedé ahí tirado, golpeado, sumido cual sombra en el suelo que un cuervo anuncia en una habitación lejana, miré entonces desde el fondo hacia el distante cielo y supe que yo era dios. Me han vestido con plumas de quetzal y me han puesto un báculo en las manos con una cruz de hierro manchada de rubíes, me han vestido con una cuerda atada ante mis ojos para que no vea todos vuestros rostros, me han vestido con la piel de un millón de tigres y me han dicho que desearon morir e

Las luces rojas

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Luces rojas en el cielo cruzaron volando sobre la ciudad, dejando detrás un largo espejismo de silencio y muerte. Largas luces rojas que iban dejando caer las pequeñas semillas del caos y la destrucción, ríos de sangre y de entrañas naciendo donde caían acompañados por la orquesta del fuego y el llanto y los gritos. No hay más que humo en los espejos, no hay más que sombras en las ventanas. Mis ojos están como empañados cuando me levanto, mis ojos están como llorosos cuando camino, mis ojos están envueltos en la bruma cuando me acuesto. ¿Existe en algún lugar el ave blanca cuyo nombre hemos olvidado? ¿Existe en algún lugar aún un diente de león? No recuerdo la última vez que tomé agua en un vaso de cristal, últimamente todo lo que puedo hacer es sacar la lengua y beber de la lluvia como un perro, inclinarme a sorber de los charcos que se acumulan en la calle, mirar con fijación asesina a quien quiera que cargue con una cubeta o una botella entera del preciado líquido. Todos so

Cuando el frío descienda

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El día en que empezó a caer la lluvia todos nos reunimos alrededor del fuego para conservar el calor de nuestros cuerpos. Los ancianos se pusieron hacia el centro junto con los niños, los más jóvenes y fuertes rodeándolos en el exterior para enfrentar las mordidas del hielo y la ventisca. El día en que empezó la lluvia el frío se hizo tan grande que todo se congeló más allá de nuestro fuego y a las pocas horas la nieve comenzó a caer en lugar del agua, cubriéndolo todo de blanco. Pero nosotros estábamos bien, porque estábamos juntos alrededor de las llamas y no necesitábamos nada más, nada más que a nosotros mismos y el calor del fuego. Después de esos días esperamos la llegada de la primavera con ansias, empezando a explorar el terreno y a recuperar los terrenos de caza que se iban despejando con el deshielo. En uno de esos viajes mis compañeros y yo encontramos, con los rostros lívidos por el terror, el cadáver de uno de nuestros compañeros congelado bajo el hielo recién desp

Sueño de un mundo que será

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Los astros se asoman a tus ojos mientras ves brillar la luna, parece que tienes un mapa del lugar que buscas: un rincón en el océano de infinita negrura en que puedas despertar entre el sol y la luna; una sola sean nuestras voces, cantando al ritmo de las llamas del bosque. Luces del norte, levanten vuelo con sus alas de halcón eterno y llévenme en brazos hacia las cimas en que los ángeles cantan con voces en sepia y rostros granulados sobre un sueño que nunca fue, llévame hasta ellos  y permíteme contarles del sueño que mañana traeremos. Un dragón dorado sepentea entre el cielo y la tierra respirando un anillo de fuego, ¿qué es aquello que vuela sobre el mar? Tu sueño se desborda mientras miras, asombrado, al mar nacer desde tu cráneo en brávido oleaje frutal. Texto e imagen de Viento Nocturno