Hueles a pasado

Pequeño cuadro de tierra infértil

No me gusta pensar
en la hora del día
en que tendré que decirle adiós
a la noche,
esa hora fatídica
que con su luz anuncia
la interrupción de todas
las caricias.

La sombra de la noche
nos envuelve en su manto
cuando tomas mi mano
y la llevas
hasta tu pecho,
puedo sentir tu corazón
quemándose
bajo mis dedos
nerviosos.

No quiero un recuerdo, no,
no quiero que esto
se congele en el tiempo
y se convierta simplemente
en otro recuerdo más,
quiero que se queme,
quemarnos
y así trascender
la barrera del tiempo
y el espacio.

Hueles a pasado,
tus ojos brillan
con la misma luz
que el día de ayer,
cuando éramos inocentes
y vivíamos
sin imaginar que un día
seríamos un recuerdo,
¡acércate!
quiero probar tus labios
para averiguar a qué sabe
el paso del tiempo.

La flor amarilla se marchita
para dar paso
al diente de león,
sus pequeñas semillas
vuelan,
se alejan a gran
velocidad;
¿pudiste pedir un deseo
aquella vez?

No quiero despertar,
no quiero volver al mundo
en donde ya no puedo amarte,
la vida es cruel
y en el reloj no caben
todas las horas
que desearía estar contigo;
ah, destruyamos el tiempo,
rompamos el espejo en mil pedazos
y salgamos,
juntos,
a la luz del sol,
que ya es muy tarde
para llorar por el pasado.

Texto e imagen de Viento Nocturno

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