-No se nos permite entrar ahí, Isaac.- decía la pequeña Flor, una niña de apenas 5 años, morena y con cabello negro, llevaba dos trenzas. Vestía una blusa roja y y unos pantalones cortos morados. Sus sandalias verdes se perdían entre el pasto. Isaac, su hermano mayor, era un chico de 14 años con la piel curtida por el sol. Tenía los rubios cabellos totalmente desordenados sobre su cabeza, apuntando en diversas direcciones sin ton ni son, y vestía una camisa sencilla y vaqueros. Iba descalzo, para hacer menos ruido. Bueno, no era exactamente su hermano, no tenían ningún lazo sanguíneo. Pero en el orfanato casi nadie lo tenía. El la había adoptado como hermana menor para protegerla de los demás chicos. Casi no había niñas en el orfanato, y debido a la poca atención que les prestaban las monjas, el ambiente era algo duro. El muchacho simplemente siguió avanzando hacia la puerta del misterioso edificio de piedra en medio del jardín que desde siempre había sido objeto de leyendas e...
Comentarios
Publicar un comentario