Rocío de media noche

Ramas doradas contra la oscuridad nocturna.

 

Esta noche al pasar bajo ellas las farolas florecen, sus pétalos metálicos abriéndose lentamente como labios cálidos que buscan otros labios, otras manos, otros pechos, otras piernas. La luz empieza a escurrir desde todas tus ventanas, cerradas pero iluminadas, distantes pero cálidas. Quisiera poder subir, tomar una escalera que llegara hasta el cielo y gritar junto con los gritos de otras aves, de otros peces. No hay nubes en tus ojos, pero aún así cuesta trabajo ver las estrellas.


Un pez espada. 


Soy aquello que flota en el aire cuando duermes, un ligero rumor del planeta distante en el que piensas cuando quieres escapar de tu mundo. No me gusta escuchar a los perros ladrar tan cerca de tu ventana, me impiden atender la débil voz suplicante que se escurre por tus mejillas brillando bajo la luz de la luna. Pero igualmente estoy allí, observando en silencio y cubriéndote con mi cuerpo cuando ni la luz brilla.


Solo. Estabas solo cuando entré, solo y desnudo en la cama.


Seamos honestos, sentimientos tan grandes como estos no existen. No deberían de poder existir, no después de habernos visto tan sólo en dos ocasiones y en ambas habernos encontrado desnudos la mayor parte del tiempo. Pero la luna no pide permiso para salir al cielo, de día o de noche, sobre nuestras cabezas o a través de la ventana de nuestra habitación. Las sábanas revueltas junto con las piernas y los brazos no son si no un signo de una naturaleza sagrada, un encuentro que no podrá volver a ser el mismo, las existencias que se encuentran y que en su encuentro descubren que


La puerta estaba abierta, las dos columnas que la flanqueaban sin ofrecer ninguna resistencia, más bien al contrario, invitando, abriéndose aún más. Qué bello es el fuego cuando llueve sobre el campo, sobre el lago cristalino. Quizá las ninfas lloren cuando sepan que me quedaré para siempre con los cristales que extraje de las profundidades, pero no estoy dispuesto a dejar ir mis tesoros tan fácilmente. No estoy dispuesto. 


Te voy a encontrar. 


Texto e imagen de Viento Nocturno

Comentarios

Entradas populares de este blog

Niño malo

Cuando el frío descienda

El Horno