Para cuando tengas las alas rotas
Un día te despiertas
y descubres
que se han llevado tus alas,
no lo ha hecho nadie,
tampoco es tu culpa,
simplemente se trata
del paso del tiempo
y a veces
de las circunstancias:
el mundo a tu alrededor cambia,
las personas no se detienen,
ninguna lo hace,
y tú ya no recuerdas
qué es lo que deseabas
cuando eras niño.
Dicen que para crecer
tienes que matar al niño
y permitir nacer al hombre,
yo digo que eso son tonterías:
si no tuviera un niño
guardadito en mi interior
¿cómo sabría quién soy,
hacia dónde voy,
qué deseo?
¿cómo podría contar
las historias que cuento,
reír de los chistes que amo,
jugar como siempre
con mis amigos?
Crecer, hacerse grande,
no es olvidarte
del sabor de la miel por las mañanas,
crecer tampoco es
ser un niño grande,
atrapado en el cuerpo de un adulto,
inseguro y temeroso,
pero entre adultos mutilados
y niños asustados
yo prefiero tener a mi niño
en mi interior
bien guardadito,
arropado entre las hojas
de árboles fantásticos
y recostado entre rocas
de extraña suavidad.
Ser niño no es ser estúpido,
ser niño tampoco es ser menos,
cuántas voces han sido calladas
antes de ser escuchadas,
cuántos niños rotos
de cuerpos atorados
y corazones en pedazos
alzan los ojos entre las sombras
y cultivan
el odio en su interior:
crecerán para ser
los Hijos de la Ira
y vivirán para hacer
cosas terribles.
Un niño que habla
es un adulto roto menos,
un niño que es escuchado
es un adulto mutilado,
un adulto traicionado menos,
no permitamos que los niños
sean traicionados por el mundo,
y así como escuchamos a los niños de afuera
no nos olvidemos de prestar atención
al pequeño que en nuestro interior
desea ser escuchado:
¿quién solías ser
y por qué estás llorando?
¿qué deseas saber
y por qué estás temblando?
Cuando me siento muy mal
a veces me ayuda
recordar momentos felices,
centrarme en ellos,
buscar
como oasis en el desierto
los medios para revivir
siquiera un espejismo de ellos,
pero a veces eso no funciona,
muchas veces eso no funciona,
y entonces debo de encontrar
la comprensión de mí mismo:
tenerme paciencia,
hacerme compañía,
necesito hablar con mi niño interior
para saber qué es lo que nos pasa
y para entender cómo
pasar el tiempo
en la tormenta.
Por eso es que
cuando siento que no tengo alas,
simplemente aprendo
cómo hacer las siguientes.
Texto e imagen de Viento Nocturno
Comentarios
Publicar un comentario