Las esperanzas

Collage con cerillos usados y pintura acrílica sobre opalina en el que las cerillas encendidas caen en la oscuridad.

Fuego, asfíxiame,
roba todo mi oxígeno
para que puedas iluminar
un poco más de mi camino;
fuego, no mueras,
¡mátame a mí primero!
Quiero que ardas lo suficiente
para atisbar mi destino;
mis párpados cansados
se detienen en la roca
en precario equilibrio
mientras yo
busco mis manos
y no las encuentro.

El mar de la sal no es más que un desierto blanco
y las conchas que lo decoran
están ya llenas de sarro,
manchadas desde siempre
esperan en silencio,
aguardan ser útiles,
servir de refugio
a un nuevo marinero
que nunca llegará,
miran el horizonte
a la espera del barco
un día sí, el otro también,
el sol se marea
al verlas pasar
(ya no quedan cerillos).

Cómo puede uno hacer ver a los ciegos,
romper la más profunda
de todas las tinieblas,
hacer la luz en la mayor
de todas las oscuridades,
imagino un mundo a ciegas
y veo manchas blancas y negras,
veo manchas grises que se mueven
y me llaman por mi nombre
mientras me voy acercando
hacia ellas
hasta que unas manos
me toman por mi rostro
y me lo roban;
quiero imaginar
que así ven los ciegos,
aprendiendo a leer las sombras.

Texto e imagen de Viento Nocturno

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