La bella enfermedad

Se ven unas flores de lavanda envueltas en una misteriosa niebla azulada.

La florescencia ocurrió ayer al amanecer. Se abrieron todas las flores poco a poco, extendiendo con delicadeza sus pétalos cubriendo tu inerte cuerpo. Te observé en silencio, notando cómo las raíces hundidas en tu carne, que apenas se mantenía con vida, seguían alimentándose de tu sangre. La enfermedad florida había vencido y te había apartado de mi lado. Nada más podía hacer, se había extendido demasiado pronto...
Ahora mismo estoy sintiendo un ligero pinchazo en la mano. Una pequeña flor se está abriendo ya paso por mi carne.

Texto e imagen de Viento Nocturno

Comentarios

Entradas populares de este blog

Niño malo

Cuando el frío descienda

El Horno